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lunes, 23 de mayo de 2011

El gerente socialmente responsable


POR:  Ricardo Young
Presidente del consejo deliberativo del Instituto Ethos y
Presidente de UniEthos, con sede en São Paulo, Brasil.

No existe una empresa socialmente responsable sin que sus líderes
también lo sean. Y el ejecutivo socialmente responsable es muy diferente al
gerente tradicional. Poca gente se ha dado cuenta de este nuevo perfil y sigue
siendo una rareza en el universo corporativo actual. Me explico: la mayoría de los
ejecutivos, tanto en Brasil  como en todo el mundo, tuvieron una formación en
gestión clásica, cuyos conceptos son poco sistémicos, muy cartesianos y que
priorizan la maximización de las utilidades de los accionistas. Aunque el
management ha evolucionado mucho, todavía ve al mundo de una manera muy
compartimentada; o sea, justo lo contrario de lo que se espera de aquellas personas
que deben liderar las empresas socialmente responsables de aquí en adelante.
¿Cuáles son los principales rasgos del líder socialmente responsable?
En primer lugar, este nuevo ejecutivo debe tener en mente que su objetivo es
generar valor en tres dimensiones: en la económica, la social y la medioambiental.
Para ello necesita tener conciencia acerca de las tres. La visión tradicional considera
a la empresa un ente autónomo y soberano en sus decisiones. Pero el gerente
socialmente responsable ve a la empresa desde un punto de vista holístico, es decir,
sabe que ésta es parte de múltiples procesos entrelazados, complejos y
multicausales. En su visión, la empresa es una entidad orgánica que está insertada
en el mercado, en la sociedad y en el medio ambiente. Las organizaciones tienen
una nueva función social y los ejecutivos deben conocer el impacto agregado que
toda la cadena productiva de sus operaciones tiene en todos esos ámbitos. Una
empresa que privilegia la supervivencia individual y que no respeta la
interdependencia del sistema ciertamente puede tener una situación saludable, pero
esa salud no garantizará la salud del organismo como un todo.
Administrar una empresa bajo este prisma es mucho más complejo. No comprender
las nuevas complejidades llevará a que muchos ejecutivos tengan una percepción
ilusoria del tiempo. Por eso, en segundo lugar, el ejecutivo socialmente responsable
necesita tener un dominio claro sobre el tiempo. Muchas personas creen que es
posible hacer cosas en tiempos mucho más  cortos de lo que el organismo, la
sociedad y los procesos efectivamente permiten. La globalización y la introducción
del “tiempo real” en los mercados financieros han generado falsos parámetros y
falsas referencias de resultados. Esta percepción especulativa del tiempo y de la
creación de valor ha llevado a colosales errores de gestión, problemas éticos y de
transparencia, y a pérdidas millonarias.
Y, en tercer lugar, el gerente socialmente responsable también necesita entender el
valor de los activos y pasivos ocultos, esos que son difíciles de contabilizar. ¿Cuánto
vale una estrecha relación con los proveedores? ¿Y un portafolio de clientes fieles?
¿Cuál es el valor de haber honrado todos los contratos? O, a la inversa, ¿cuál es el
costo de contaminar el medio ambiente y volverse vulnerable a acciones judiciales?
¿Cuál es el costo de no respetar los derechos de los empleados y volverse blanco de
demandas laborales? Por no hablar de qué problemas con los empleados
empobrecen la generación de conocimiento y llevan a una pérdida de productividad.
Es imprescindible considerar todos estos  factores, y muchos más, a la hora de
gestionar una empresa que busque una sustentabilidad de largo plazo.

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