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lunes, 23 de mayo de 2011

Ecología del lenguaje

Por: MARÍA ANDRADE RODRÍGUEZ

Hoy la vocación ecológica tiene, y cada vez adquiere, más adeptos. Muchos son los movimientos que abogan por un mejor manejo del medio ambiente, desde la preservación de especies a punto de extinción, contaminación ambiental producto de vehículos de toda índole, hasta por la explotación mineral y desarrollo industrial. Por primera vez hace muchos años, escuche hablar en una actividad de formación de facilitadores, en una empresa en la cual prestaba servicios de consultora organizacional, de ECOLOGÍA DEL LENGUAJE, y resultó apasionante el tema al punto, que en la actualidad, es parte de mi cotidianidad en la manera de comunicarme conmigo y con otros.
Una comunicación con ecología es primordial, para mantenernos con la suficiente claridad y armonía en nuestras interacciones. Ella significa utilizar las palabras libre de toda suposición, contrariedad, ambigüedad y con el valor lingüístico que las define, además de los gestos y postura corporal que son indicadores de la congruencia de la elaboración mental, parte de un proceso neurológico y parte de un proceso sociocultural sustentado en nuestro mapa de valores y creencias. Todo ello nos condiciona a expresarnos de manera integral, es decir, somos algo más que palabras, somos todo nuestro aspecto físico, nuestras ideaciones materiales, espirituales, verbales y gestuales.
El lenguaje verbal es nuestro amigo fiel si lo usamos en conjunción con nuestro lenguaje corporal, quiero citar sólo algunos ejemplos de palabras que fortalecen la comunicación fluída, clara y de compromiso con nosotros y aquellos con quienes establecemos contacto.
Usar un “yo responsable”, es decir “yo pienso”, “yo asumo”, “yo decido”, “yo quiero” o tan simple como “no quiero”, o “no asumo”; en lugar de decir nosotros pensamos, asumimos, decidimos; si antes ese nosotros no fue acordado por un grupo o consultado a cada persona involucrada. Además con este yo, me centro en mi compromiso en la ejecución de decisiones presentes o futuras. Utilizar el se piensa, se dice, se escucha, en ocasiones es producto de ambigüedad en el acto comunicacional, no centra la responsabilidad en mí o en un tercero, delante de quien interactúo, es despersonalizar la comunicación. El “si pero” es otra expresión que corta el dialogo. Yo digo: si estoy de acuerdo pero; habla que te escucho pero ; me parece bien tu idea pero yo creo que podríamos hacer esto otro. Estos son algunos ejemplos que descalifican los comentarios de quien habla. La sugerencia es a usar en lugar del si pero el “Y” que enlaza, complementa, agrega y abre las puertas a otras alternativas cuando hay diversidad de opiniones.
Los “NO” de entrada en una conversación, son otros de los inhibidores de la comunicación, ellos hacen que quien habla baje la santa María de sus sentidos. Lo recomendable es esperar que quien habla termine de hacer su comentario o planteamiento, y al responder hacerlo sin pretender colocar mi mapa personal a la(s) otra(s) persona(s). Recuerden queridos lectores, que cuando me comunico lo hago con mis creencias, valores y una percepción de la realidad que es la mía, y la de la otra persona puede ser coincidente o distinta. El tener encuentros divergentes nos da la oportunidad de ejercitar la duda, respecto de nuestras propias creencias.
El “tratar”: voy a tratar de, estoy tratando de, estamos tratando, son frases que quitan poder a la palabra y a la persona que la dice, ellas en muchos casos trasmiten inseguridad en la acción que estoy o están emprendiendo; ejemplo que han pasado con muchos tratados internacionales, una larga cadena de acción sin fin.
“Nunca”, “jamás” y “siempre” palabras que impiden en nuestra mente la asunción de nuevas experiencias. Tienen sus usos para situaciones que puedan ser favorables a mi crecimiento como persona y dentro de un grupo. En una época de constante cambios es conveniente darme cuenta que también están “a veces”, “en algunas ocasiones”, o “con frecuencia” . Algo de lo bueno ayer es distinto hoy, aún cuando tenga similitudes. Frases que inmovilizan son: me preocupa, estamos preocupados, representan un miedo, ansiedad que impiden me ocupe o nos ocupemos, de manera positiva. “Me ocupo u ocupémonos”, son palabras que invitan a la acción proactiva, contraria de la acción reactiva. Si cada uno de nosotros nos ocupamos por atender el presente y el futuro de nuestra vida y de nuestro país, otra sería la situación.
Bloqueadores de la comunicación eficaz son “los universales del lenguaje”, me refiero a las Distorsiones, Eliminaciones y Generalizaciones. La primera de los mencionados se refiere a tergiversar lo escuchado, ej. trasmito a otros lo que quise escuchar o lo que creí escuchar. Las eliminaciones como su nombre lo indica le quita al mensaje aquello que no me agrada, lo que va en contra de mis valores, o simplemente lo relaciono aún de manera inconsciente, con una experiencia pasada, y las generalizaciones a través de las cuales juzgo a todas las personas de la misma manera, de acuerdo con mi experiencia, es por ello que escuchamos frases como: Todos los políticos son......, todas las mujeres son...., los venezolanos actúan.........
Las suposiciones y obviedades son otras de los terribles abismos entre las personas. Escucho “Yo supuse que, me pareció obvio y entonces me convierto en adivina de lo que otro quiere, y puede darse un desenlace indeseado por falta de verificación en una información y/ o decisión
Mi invitación es para aquellos que utilizan frases asesinas de la comunicación fluida consigo mismo y con otros, a que limpien su lenguaje como cuando limpian su cuerpo de toxinas o nuestro alma con el ayuno de un silencio renovador para recibir al que viene con buenas nuevas que nutren nuestro corazón y de éxito en nuestra vida. 

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