
Trabajadores jóvenes, especialmente mujeres, migrantes, de castas inferiores, sufren las peores condiciones, sin que el gobierno adopte las medidas necesarias. Las auditorías sociales y otras prácticas de RSE de las empresas multinacionales, han demostrado sus limitaciones.
Los dueños de fábricas, cada vez más acostumbrados a estas auditorías, despliegan todo un show para complacer las exigencias de auditores y ONGs. Aunque las visitas a las fábricas no se avisen, marcas, auditores u ONG encuentran enormes dificultades para acceder a documentación verdadera y conocer la situación en las fábricas, y por tanto, adoptar medidas garantizar el respeto de los derechos humanos en las mismas.
En India, el crecimiento económico de los últimos años, unido a la globalización y a las características de una sociedad en la que reina la diversidad, la pobreza, perviven las castas e instituciones como la dote, y con instituciones débiles y en muchos casos corruptas, han permitido la creación de nuevas formas sofisticadas y evolucionadas de violaciones de derechos humanos, incluyendo de esclavitud moderna.
Es necesario que todos los actores, sindicatos, autoridades, marcas operando en India y la OIT, sean conscientes de las limitaciones de las medidas que se han adoptado hasta ahora, que no han logrado garantizar los derechos humanos y laborales mínimos de los trabajadores del sector textil, y renueven el enfoque, siempre partiendo de las especialidades de la sociedad india.
La Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) va a publicar un informe, disponible el próximo més de mayo, les daremos cumplida información.
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