Seguidores

lunes, 30 de mayo de 2011

Nociones de Liderzgo

Por:  Marcus Buckingham


Lo que hace destacar a los verdaderos líderes es su habilidad de convertir la ansiedad legítima de las personas acerca del futuro en confianza. Lo hacen mostrándoles vívidamente a las personas con claridad cómo será el futuro. No quiero decir que en un sentido visionario – “Yo veo un mundo en el cual….”- quiero decir vívido en el sentido de ser deliberadamente claro en cuatro áreas. Necesitamos un líder que nos diga: “¿A quién servimos? ¿Cuál es nuestra fortaleza fundamental? De las muchas cosas que podemos medir en nuestro negocio, ¿en cuál medida del éxito debemos concentrarnos? Y, ¿qué acciones específicas debemos tomar ahora mismo para mejorar nuestro negocio?” Cuando los líderes dirigen bien es porque son capaces de conducir a las personas a un mejor futuro y de animarlas cuando antes estaban ansiosas.

Demasiados líderes piensan que su misión es hacer que sucedan cosas y que por lo tanto deben fomentar la percepción de que están en movimiento frenético en todo momento. Lo que no se dan cuenta es que su principal responsabilidad como líder es la de sacar conclusiones claras. Los mejores líderes toman tiempo de su vida laboral para pensar, y practican ser claros para ser cada vez mejor.
La mayoría de los líderes no ven la claridad como su trabajo principal, y no se espera de ellos, tampoco. Entonces no se toman el tiempo para pensar las cosas con profundidad y sacar conclusiones razonadas. Aún si seis meses más tarde cambian de parecer acerca de sus conclusiones, eso no importa. Las conclusiones pueden ser modificadas. De hecho, las personas son receptivas a un líder que es capaz de admitir que se equivocó un poco en algo. Pero mientras el líder estuvo ahí, estuvo realmente claro acerca de la situación. El tiempo que un líder se toma para obtener claridad es un tiempo bien invertido.
El trabajo del líder es el de descubrir que es lo universal y capitalizarlo. Los grandes líderes buscan verdades de mayor trascendencia, crean una visión del futuro, y unen a las personas alrededor de ese mejor futuro. Encuentran las palabras, las historias y las imágenes que lleven gran claridad a las personas. Y eso es diferente a ser un buen gerente. Usted puede tener ambos talentos, pero no todos los gerentes necesariamente serán buenos líderes.

lunes, 23 de mayo de 2011

Manifiesto por un Liderazgo Socialmente Responsable



 Por:  Andres Schuschny
El líder global responsable – Un Llamado a la Acción
La competitiva economía de mercado, nuestro modelo actual de desarrollo, ha mostrado una continua habilidad para ser creativo, mientras que al mismo tiempo ha existido una progresiva confusión de su vínculo con el Bien Común global, y una significativa pérdida de su capacidad para regularlo. Sin una transformación en profundidad, éste hasta ahora exitoso modelo, corre el riesgo de devenir en no sostenible, y perder su legitimidad moral y política. Invitamos a los líderes empresariales, políticos, sociedad civil, y educadores a unir esfuerzos para catalizar este proceso de cambio.

El sistema como un todo

La economía de mercado competitiva tiene muchas ventajas: creatividad, productividad, potencial de crecimiento, y flexibilidad. El emprendedorismo y la innovación están en el corazón de este sistema. En una economía de mercado, la firma es el agente económico y técnico de evolución. Por mucho tiempo se ha presumido que las acciones de la firma automáticamente servirán al bien común, gracias a las virtudes del mercado y de su famosa “mano invisible”. Actualmente esta unión se torna cada vez menos clara. La globalización, el crecimiento de las tecnologías de información, y la falta de regulación en el mundo entero confieren a las firmas un poder –y una libertad- para actuar sin precedentes. Algunas firmas ejercen usualmente este poder de acuerdo a sus propios criterios: rentabilidad, competitividad, y valor para el accionista, de una manera incremental con una base de corto plazo, la cual es presionada por las exigencias de los analistas financieros en reportes trimestrales. Esta lógica se ha convertido en la dominante. Esto nos ha impuesto un modelo de desarrollo cuyo único propósito es su propia efectividad y dinamismo.

Conducido solamente por una lógica instrumental, el modelo se torna cada vez más ambiguo y paradójico. Al mismo tiempo que produce más bienestar que nunca y asegura un crecimiento sin precedentes, se contamina, excluye, y muchas veces promueve la opresión y la injusticia social. Promueve una desesperada carrera que ya no tiene más un propósito visible, o razón de ser, más allá del valor para el accionista a cualquier costo social. Esta medida, siendo cortoplacista, no refleja más el verdadero valor de la firma en términos de su contribución con la sociedad. Al convertirse en global, nuestro modelo del desarrollo ha revelado sus limitaciones y contradicciones. Su extraordinaria capacidad para crear bienestar, su dinamismo internacional, y su emprendedorismo están produciendo indeseables efectos colaterales sistémicos que preocupan a muchos y que causan reacción en otros.
Debido a que las recientes experiencias han mostrado que el modelo actual no conduce a un equilibrio que provea un bien común global, la iniciativa de liderazgo responsable global (GRLI) argumenta que existe una necesidad urgente de concebir e implementar un modelo de desarrollo social más sostenible.

Esta es la base de nuestro llamado para la acción.

El liderazgo global responsable

La actual crisis financiera nos ha mostrado que el ideal de contar con un sistema autorregulado nos ha conducido a fallar globalmente, con implicancias de largo plazo en el desarrollo económico y en el bienestar humano. En el corazón de este fracaso existe una falta de responsabilidad y liderazgo.

Necesitamos un liderazgo más responsable para implementar un modelo más exigente que nos ayude al desarrollo sostenible. Esto requiere un profundo cambio en las mentes y comportamientos humanos, así como en la cultura corporativa como un todo. Lo que es necesario es que tanto los individuos como las corporaciones asuman sus responsabilidades hacia el Bien Común. El liderazgo responsable global exige que ocurra un cambio cultural y una evolución de mentalidades que deberían estar basados en revisar tres áreas: Primero, la razón de ser de la firma; segundo, el liderazgo como un catalizador interno de los valores y responsabilidades en la organización; y tercero, los estadistas corporativos que amplíen el debate y diálogo dentro de la sociedad como un todo.
  • Revisando la razón de ser de la firma
  • El principal propósito de la firma es contribuir al bienestar común a través del progreso económico. El valor para el accionista es tan solo una de las diferentes medidas de desempeño. Las acciones emprendedoras están definidas en términos de la iniciativa, dinamismo, e innovación. Debemos regresar a la esencia de la acción emprendedora, la cual es la creatividad en el mundo real de los bienes y servicios, en contraposición a la lógica de una especulación puramente financiera. Este concepto del progreso nos permitirá identificar la contribución específica que una firma hace a la sociedad – la función de que por sí sola sea capaz de conseguir, y que la diferencie de otras organizaciones, como son el gobierno, las universidades, los sindicatos, las organizaciones no gubernamentales, entre otras.
    Para reubicar la economía en una perspectiva de bien común se requiere el ejercitar una responsabilidad global. Establecer el propósito y los fines del progreso económico exigen alinear este progreso con el amplio contexto del progreso social. La economía es tan solo una parte del todo, y no puede dominar a la sociedad humana imponiéndole su restringida visión de igualar el progreso con el crecimiento de la rentabilidad. Otras formas de progreso existen en los dominios de, por ejemplo, la cultura, la sociedad, la política, la espiritualidad, la educación, y la salud. Mientras que el progreso financiero de una firma puede alentar algunos de ellos, esto no cubre el total cambio del progreso humano. Hemos podido apreciar que las desviaciones del actual sistema pueden causar regresión y conducirnos a una situación negativa y más aún destructiva. Debemos parar de aseverar que para responder a los cambios globales debemos tener fe únicamente en la ingenuidad técnica y en las indicaciones de mercado. Debemos parar de reclamar que existe una convergencia caso automática entre la creatividad económica y el desarrollo global de la humanidad. La firma será responsable si se suscribe a una visión que abrace el progreso y desarrollo sostenible de la sociedad.
    En esta perspectiva la GRLI hace frente a la formulación de un propósito para los negocios globales responsables en los siguientes términos: “Crear un progreso económico y social de una manera globalmente responsable y sostenible”. 


  • La conjunción del liderazgo y la ética
  • El liderazgo responsable implica acciones fundamentales en un sistema de valores que reconocen la interdependencia de la sociedad y el desarrollo sostenible de largo plazo. Si la firma desea darle significado a sus acciones y si quiere conseguir darle un propósito al progreso económico alineándolo con el progreso de la sociedad, la ética es esencial para alumbrar las tenaces alternativas y guiar el comportamiento. La principal pregunta ética en nuestro tiempo es cómo escoger qué clase de mundo deseamos construir todos con los diversos recursos que tenemos a nuestra disposición…
    Los humanos son seres históricos, y sus acciones construyen – o destruyen, el mundo. Somos responsables por el futuro y por la sociedad que desarrollamos. Esta responsabilidad se torna mayor cuando nuestra creatividad, recursos, y poder crecen. Ciencia, tecnología, y globalización nos plantean nuevas preguntas radicales que nos fuerzan a mirar más allá de nuestros estrechos esquemas y que toman en consideración nuestras interrelaciones globales.
    El negarse a integrar la ética dentro del funcionamiento de la firma basados en el pretexto de que la economía tiene su propia lógica nos conduce a amordazarnos en un esquema instrumental (la ideología del mercado) la cual priva a la firma de su legitimidad social y puede conducirnos a fracasos espectaculares. La ética no está restringida a las convicciones o valores, sino es parte integral de la sostenibilidad de las organizaciones en el largo plazo.
  • Capacidades del estadista corporativo
  • La capacidad de estadista corporativo se refiere a cómo la organización se convierte en un contribuyente activo del bienestar de la sociedad y de su evolución. La firma responsable acepta un debate abierto cuando sus acciones pueden tener importantes consecuencias sociales. Nuevos tipos de diálogo, los cuales incluyen a representantes de la sociedad civil (tales como organizaciones no gubernamentales, universidades, organizaciones religiosas) e instituciones internacionales, necesitan ser incorporadas en la discusión con sus socios en la sociedad y con los gobiernos. Tal enfoque va obviamente más allá de los esquemas nacionales.
    La transformación voluntaria es necesaria, pero no será más adelante lo suficiente para mejorar el sistema. Necesitamos también voluntad política que sea convertida en regulaciones y ejercicio del gobierno mundiales. En lugar de limitarse a acciones de cabildeo, la compañía responsable participa proactivamente en preparar e implementar las nuevas regulaciones globales en colaboración con todos los constituyentes de su comunidad vinculada. Esto incluye una cuidadosa y atenta escucha y una contribución al debate público. Es en este sentido que los líderes responsables deben desarrollar nuevas capacidades de estadistas.

Conclusión y compromiso al diálogo críticamente constructivo

Para desarrollar este necesario cambio en la cultura, es importante tener en mente que nos estamos refiriendo a un proceso de constante pesquisa a través del permanente diálogo entre los diversos actores de la comunidad vinculada (ejemplos, el mundo político, los actores económicos, y los facilitadotes sociales). Con relevancia, esto también implica una necesaria revaluación de la forma como los líderes sociales, políticos, y empresariales son educados y entrenados.

Concretamente, la GRLI cree que las escuelas de negocios deben enfocarse en la educación de las personas como un todo, tanto como emprendedores, líderes, y estadistas corporativos. Liderazgo es el arte de motivar, comunicar, facultar, y convencer a la gente para involucrarse con la nueva visión de un desarrollo sostenible y de los necesarios cambios que éste implica. El liderazgo está basado en la autoridad moral. La autoridad moral requiere convicción, carácter, y talento. Todos aquellos que se han comprometido a la acción saben que los grandes líderes le deben parte de su autoridad a sus cualidades personales, quizás más allá de aquellas competencias intelectuales o técnicas. Éste ha sido un hecho constante a través de toda la historia de la humanidad.
A la luz de todo esto, y observando la urgencia de que un sistema que está fracasando necesita ser cambiado y adaptado a las necesidades humanas de esta economía globalizada, nosotros, los líderes corporativos, las escuelas de negocios, y las instituciones que están aprendiendo hacemos un llamado a la acción, comprometiéndonos a:

Nuestro llamado a la acción apunta a reforzar las fortalezas de nuestro sistema emprendedor mientras corrige los defectos y excesos de este sistema. Nosotros nos esforzaremos para alcanzar esto a través de fomentar la responsabilidad en todos los niveles.
Este documento es el resultado de un grupo de discusiones dentro de la GRLI, basado en tres documentos:
“A call for engagement” (GRLI, 2005)
“Learning for tomorrow: Whole Person Learning” (Bryce Taylor, Oasis Press, 2006)
“Should Prometheus be bound?” (Philippe de Woot, Palgrave, 2005)

Fuente: Globally responsible Leadership Initiative

El gerente socialmente responsable


POR:  Ricardo Young
Presidente del consejo deliberativo del Instituto Ethos y
Presidente de UniEthos, con sede en São Paulo, Brasil.

No existe una empresa socialmente responsable sin que sus líderes
también lo sean. Y el ejecutivo socialmente responsable es muy diferente al
gerente tradicional. Poca gente se ha dado cuenta de este nuevo perfil y sigue
siendo una rareza en el universo corporativo actual. Me explico: la mayoría de los
ejecutivos, tanto en Brasil  como en todo el mundo, tuvieron una formación en
gestión clásica, cuyos conceptos son poco sistémicos, muy cartesianos y que
priorizan la maximización de las utilidades de los accionistas. Aunque el
management ha evolucionado mucho, todavía ve al mundo de una manera muy
compartimentada; o sea, justo lo contrario de lo que se espera de aquellas personas
que deben liderar las empresas socialmente responsables de aquí en adelante.
¿Cuáles son los principales rasgos del líder socialmente responsable?
En primer lugar, este nuevo ejecutivo debe tener en mente que su objetivo es
generar valor en tres dimensiones: en la económica, la social y la medioambiental.
Para ello necesita tener conciencia acerca de las tres. La visión tradicional considera
a la empresa un ente autónomo y soberano en sus decisiones. Pero el gerente
socialmente responsable ve a la empresa desde un punto de vista holístico, es decir,
sabe que ésta es parte de múltiples procesos entrelazados, complejos y
multicausales. En su visión, la empresa es una entidad orgánica que está insertada
en el mercado, en la sociedad y en el medio ambiente. Las organizaciones tienen
una nueva función social y los ejecutivos deben conocer el impacto agregado que
toda la cadena productiva de sus operaciones tiene en todos esos ámbitos. Una
empresa que privilegia la supervivencia individual y que no respeta la
interdependencia del sistema ciertamente puede tener una situación saludable, pero
esa salud no garantizará la salud del organismo como un todo.
Administrar una empresa bajo este prisma es mucho más complejo. No comprender
las nuevas complejidades llevará a que muchos ejecutivos tengan una percepción
ilusoria del tiempo. Por eso, en segundo lugar, el ejecutivo socialmente responsable
necesita tener un dominio claro sobre el tiempo. Muchas personas creen que es
posible hacer cosas en tiempos mucho más  cortos de lo que el organismo, la
sociedad y los procesos efectivamente permiten. La globalización y la introducción
del “tiempo real” en los mercados financieros han generado falsos parámetros y
falsas referencias de resultados. Esta percepción especulativa del tiempo y de la
creación de valor ha llevado a colosales errores de gestión, problemas éticos y de
transparencia, y a pérdidas millonarias.
Y, en tercer lugar, el gerente socialmente responsable también necesita entender el
valor de los activos y pasivos ocultos, esos que son difíciles de contabilizar. ¿Cuánto
vale una estrecha relación con los proveedores? ¿Y un portafolio de clientes fieles?
¿Cuál es el valor de haber honrado todos los contratos? O, a la inversa, ¿cuál es el
costo de contaminar el medio ambiente y volverse vulnerable a acciones judiciales?
¿Cuál es el costo de no respetar los derechos de los empleados y volverse blanco de
demandas laborales? Por no hablar de qué problemas con los empleados
empobrecen la generación de conocimiento y llevan a una pérdida de productividad.
Es imprescindible considerar todos estos  factores, y muchos más, a la hora de
gestionar una empresa que busque una sustentabilidad de largo plazo.

Cinco cualidades de un Gerente de RSE


Por Fernando Legrand

Hoy puede ser el gran día. El momento en el que alguien en tu empresa te dice “queremos contar con vos para que lleves adelante un proyecto de Responsabilidad Social”puede estar a la vuelta de la esquina.
Y lo que sucede generalmente es que muchas veces, las personas que reciben este “llamado” no saben luego muy bien hacia dónde empezar a caminar.
En la mejor de las suertes te pueden designar “Gerente de RSE”, lo cual hablaría muy bien de tu empresa que decide como primer medida “jerarquizar” el área. Pero en la mayoría de los casos, podés seguir siendo el o la Gerente de Recursos Humanos, Comunicación o Asuntos Públicos y agregarle a tus tarjetas “y RSE”.
También están los que designan CSR Managers o CSR Analyst, para dar el puntapie inicial y más formal dentro de la compañía, con el objetivo de ver cómo funciona el área para luego jerarquizarla y dotarla de más valor.
Pero sea cual sea el caso, la persona designada requiere de ciertas cualidades que no son las mismas que las de cualquier otro Gerente, Manager o Analista y que deberían contemplar estas 5 cuestiones:
  1. Visión holística. Si decimos que la RSE es transversal, tenemos que tener capacidad de ver a la Empresa como un todo, y no a través de sus áreas como brazos autónomos aunque integrados. Muy probablemente una de nuestras principales tareas será la de integrar al 100% las distintas áreas a la estructura organizacional para que trabajen siempre “pensando” en las demás.
  2. Empático. Quien lleva la RSE dentro de una empresa se convierte, de un modo u otro, en un gestor de necesidades. Hay que saber ponerse en el lugar del otro. Un Gerente de RSE requiere, más que ningún otro, contar con aptitudes emocionalespara desempeñarse.
    Generalmente la empatía es algo que ya trae este tipo de personas, porque suelen tener experiencia como Voluntarios o desempeño en el sector social, lo cual facilita mucho esta cuestión y es a su vez una de las principales ventajas para ser nombrado/a en esta área.
  3. Ser Conversacional. Una de las principales tareas que tendrá el flamante Gerente / Manager de RSE será conversar. Hay muchos públicos con los que la empresa se relaciona. Siempre conviene hacer un listado, que puede estar divido en “Internos” y “Externos” y de ahí en más todas serán reuniones y procesos de escucha-diálogo.
  4. Ávido de Conocimiento. La RSE es una disciplina muy dinámica y las tendencias y los cambios están a la orden del día. Gestionar la RSE en una empresa es encarrilarla en la Innovación y el Liderazgo. Hay que aprender RSE para que el resto de la empresa pueda comprender de qué se trata la RSE. Por eso, quien se desempeñe en este puesto debe ser una persona con inquietudes de conocimiento constantes.
  5. Saber Motivar. Esta cualidad está relacionada con todas las anteriores. Si tenemos una visión holística podremos comprender mejor los procesos para poder transmitirlos; del mismo modo, nos servirá ser sujetos empáticos y personas que sepamos escuchar y dialogar. Y el conocimiento adquirido, será nuestro background para poder llevar seguridad a los integrantes de la empresa a la hora de adoptar nuevos rumbos en la gestión del día a día.


Ecología del lenguaje

Por: MARÍA ANDRADE RODRÍGUEZ

Hoy la vocación ecológica tiene, y cada vez adquiere, más adeptos. Muchos son los movimientos que abogan por un mejor manejo del medio ambiente, desde la preservación de especies a punto de extinción, contaminación ambiental producto de vehículos de toda índole, hasta por la explotación mineral y desarrollo industrial. Por primera vez hace muchos años, escuche hablar en una actividad de formación de facilitadores, en una empresa en la cual prestaba servicios de consultora organizacional, de ECOLOGÍA DEL LENGUAJE, y resultó apasionante el tema al punto, que en la actualidad, es parte de mi cotidianidad en la manera de comunicarme conmigo y con otros.
Una comunicación con ecología es primordial, para mantenernos con la suficiente claridad y armonía en nuestras interacciones. Ella significa utilizar las palabras libre de toda suposición, contrariedad, ambigüedad y con el valor lingüístico que las define, además de los gestos y postura corporal que son indicadores de la congruencia de la elaboración mental, parte de un proceso neurológico y parte de un proceso sociocultural sustentado en nuestro mapa de valores y creencias. Todo ello nos condiciona a expresarnos de manera integral, es decir, somos algo más que palabras, somos todo nuestro aspecto físico, nuestras ideaciones materiales, espirituales, verbales y gestuales.
El lenguaje verbal es nuestro amigo fiel si lo usamos en conjunción con nuestro lenguaje corporal, quiero citar sólo algunos ejemplos de palabras que fortalecen la comunicación fluída, clara y de compromiso con nosotros y aquellos con quienes establecemos contacto.
Usar un “yo responsable”, es decir “yo pienso”, “yo asumo”, “yo decido”, “yo quiero” o tan simple como “no quiero”, o “no asumo”; en lugar de decir nosotros pensamos, asumimos, decidimos; si antes ese nosotros no fue acordado por un grupo o consultado a cada persona involucrada. Además con este yo, me centro en mi compromiso en la ejecución de decisiones presentes o futuras. Utilizar el se piensa, se dice, se escucha, en ocasiones es producto de ambigüedad en el acto comunicacional, no centra la responsabilidad en mí o en un tercero, delante de quien interactúo, es despersonalizar la comunicación. El “si pero” es otra expresión que corta el dialogo. Yo digo: si estoy de acuerdo pero; habla que te escucho pero ; me parece bien tu idea pero yo creo que podríamos hacer esto otro. Estos son algunos ejemplos que descalifican los comentarios de quien habla. La sugerencia es a usar en lugar del si pero el “Y” que enlaza, complementa, agrega y abre las puertas a otras alternativas cuando hay diversidad de opiniones.
Los “NO” de entrada en una conversación, son otros de los inhibidores de la comunicación, ellos hacen que quien habla baje la santa María de sus sentidos. Lo recomendable es esperar que quien habla termine de hacer su comentario o planteamiento, y al responder hacerlo sin pretender colocar mi mapa personal a la(s) otra(s) persona(s). Recuerden queridos lectores, que cuando me comunico lo hago con mis creencias, valores y una percepción de la realidad que es la mía, y la de la otra persona puede ser coincidente o distinta. El tener encuentros divergentes nos da la oportunidad de ejercitar la duda, respecto de nuestras propias creencias.
El “tratar”: voy a tratar de, estoy tratando de, estamos tratando, son frases que quitan poder a la palabra y a la persona que la dice, ellas en muchos casos trasmiten inseguridad en la acción que estoy o están emprendiendo; ejemplo que han pasado con muchos tratados internacionales, una larga cadena de acción sin fin.
“Nunca”, “jamás” y “siempre” palabras que impiden en nuestra mente la asunción de nuevas experiencias. Tienen sus usos para situaciones que puedan ser favorables a mi crecimiento como persona y dentro de un grupo. En una época de constante cambios es conveniente darme cuenta que también están “a veces”, “en algunas ocasiones”, o “con frecuencia” . Algo de lo bueno ayer es distinto hoy, aún cuando tenga similitudes. Frases que inmovilizan son: me preocupa, estamos preocupados, representan un miedo, ansiedad que impiden me ocupe o nos ocupemos, de manera positiva. “Me ocupo u ocupémonos”, son palabras que invitan a la acción proactiva, contraria de la acción reactiva. Si cada uno de nosotros nos ocupamos por atender el presente y el futuro de nuestra vida y de nuestro país, otra sería la situación.
Bloqueadores de la comunicación eficaz son “los universales del lenguaje”, me refiero a las Distorsiones, Eliminaciones y Generalizaciones. La primera de los mencionados se refiere a tergiversar lo escuchado, ej. trasmito a otros lo que quise escuchar o lo que creí escuchar. Las eliminaciones como su nombre lo indica le quita al mensaje aquello que no me agrada, lo que va en contra de mis valores, o simplemente lo relaciono aún de manera inconsciente, con una experiencia pasada, y las generalizaciones a través de las cuales juzgo a todas las personas de la misma manera, de acuerdo con mi experiencia, es por ello que escuchamos frases como: Todos los políticos son......, todas las mujeres son...., los venezolanos actúan.........
Las suposiciones y obviedades son otras de los terribles abismos entre las personas. Escucho “Yo supuse que, me pareció obvio y entonces me convierto en adivina de lo que otro quiere, y puede darse un desenlace indeseado por falta de verificación en una información y/ o decisión
Mi invitación es para aquellos que utilizan frases asesinas de la comunicación fluida consigo mismo y con otros, a que limpien su lenguaje como cuando limpian su cuerpo de toxinas o nuestro alma con el ayuno de un silencio renovador para recibir al que viene con buenas nuevas que nutren nuestro corazón y de éxito en nuestra vida. 

De los visionarios al ciudadano Corporativo

De los visionarios al ciudadano corporativo
En un país que vio dramáticamente obstruido su ingreso al siglo XX por una dictadura de a caballo, como la de Juan Vicente Gómez, hacer RSE, aunque fuera de manera intuitiva, era -sin duda- ser un visionario. Empresarios como Eugenio Mendoza se adelantaron a su época y sembraron la semilla de la ciudadanía corporativa

En el principio fue el petróleo. Los primeros vestigios de algo parecido a una gestión de RSE en Venezuela se remontan a 1913, cuando se asientan los campos petroleros. El primero sería Mene Grande, en el estado Zulia. "Eran centros aislados de viviendas y servicios para los trabajadores extranjeros, los cuales obedecían al hecho de que, en el medio geográfico en donde operaban, las condiciones de habitación y sanitarias eran precarias", apunta Charo Méndez en su obra Responsabilidad Social de Empresarios y Empresas en Venezuela durante el Siglo XX. Según la autora, las primeras actuaciones hacia los trabajadores estarían capitalizadas por las petroleras.

Acaso acicateados por influencias foráneas de vanguardia, los empresarios locales también atenderían primero las necesidades laborales. Así, en el principio también fueron los trabajadores. Ricardo Zuloaga, fundador de La Electricidad de Caracas, avizoraría la necesidad de que su planta de producción eléctrica estuviera rodeada de viviendas, capilla, escuela y servicio médico para los trabajadores. Asimismo, La Electricidad de Caracas sería "la primera empresa en establecer, en 1917, un reglamento de condiciones de seguridad, que estipulaba la figura de pensión para amparar los trabajadores incapacitados".

El conocido empresario Rafael Alfonso Hernández, ex presidente de Alfonzo Rivas & Cía., afirma que, en los albores de la actividad de la RSE en el país, "los individuos que fundaron los negocios lo hacían de su propio bolsillo". Luego -dice- vendrían instituciones como el Dividendo Voluntario para la Comunidad, "que facilitaron a las empresas el poder canalizar recursos, y que se hacía por la vía de una cantidad más o menos digna, de un presupuesto", pincela.

Aún de su bolsillo, otro visionario, Carlos Delfino, propietario de Cementos La Vega, matizaría los alrededores de su fábrica con un dispensario y un centro cultural para la comunidad. Otro grupo de interés se abre paso: las comunidades. Las petroleras no se quedan a la retaguardia. En 1928 se funda el hospital Caribbean, en Mene Grande. Por su parte, el empresario Oscar Machado dona, en 1929, un terreno en el cual funcionará el Instituto Benéfico Simón Rodríguez, que atiende niños pobres y desnutridos. "Allí funcionó el programa Gota de Leche, organización creada por el doctor Juan de Dios Villegas y el padre Machado, y en la cual también participó activamente Alfonzo Rivas".

Luis Bigott, fundador de Cigarrera Bigott, luego de haber creado en su hacienda, en 1932, la urbanización Bigott, en la que habitaban sus trabajadores, y una escuela comedor para la prole de aquellos, en la cual se llevaba registro de su desarrollo físico, dona asimismo un terreno en Maripérez para edificar el Instituto de Ciegos y Sordomudos Simón Bolívar. Paralelamente, empresas y empresarios promueven el asentamiento en Venezuela de grupos internacionales de servicio a la comunidad, como la Fundación Rotaria y la Asociación Scout de Venezuela. Eran apenas los primeros pasos.

Dos dictaduras

En 1935 muere Juan Vicente Gómez y, sobre sus cenizas, comienza a construirse una etapa de conducción progresiva a la democracia. En 1936 se firma una nueva Carta Magna, que echa las bases del Estado benefactor, "garantizando la libertad de trabajo e industria, los derechos sociales y la protección laboral". La historia se ve salpimentada por un puñado de hitos, tales como la reforma de la Ley del Trabajo, la creación del Ministerio del Trabajo y la nueva Ley de Impuesto sobre la Renta, entre otros. Pero sobresale la creación de Fedecámaras en 1944.

Una nueva etapa desgarra el horizonte: surgen Eugenio Mendoza y Cía., la Embotelladora Pepsi-Cola, Industrias Pampero, Cervecería Polar y el diario El Nacional. En la década de los 30, el foco se vuelca sobre la idea de que el trabajador "es un recurso humano al que hay que retribuirle y compensarle su esfuerzo". Así, Alejandro Hernández alza las urbanizaciones Pampero, en Las Tejerías y Ocumare del Tuy, para sus trabajadores, al tiempo que crea una escuela artesanal y conviene en que sus empleados participen en calidad de accionistas de la compañía.

En 1942 el Código Civil acoge en su corpus redaccional una noción que daría qué hablar: la de "fundación". De este modo, Venezuela ve nacer ese mismo año una referencia nacional como es la Fundación Venezolana contra la Parálisis Infantil.

Hacia 1948 las destilerías desbordan su torrente y, por ejemplo, Hacienda Santa Teresa, administrada por Alberto Vollmer, ofrece a sus trabajadores vivienda, servicios y recreación. Un poco antes, en 1946, Lorenzo Mendoza compra terrenos adyacentes a su planta cervecera, en Antímano, y edifica viviendas para sus empleados, al tiempo que realiza actividades deportivas y culturales para la comunidad. Un año después, en 1947, La Electricidad de Caracas firma el primer contrato colectivo, con un régimen de pensiones que excede los requerimientos de ley. Ese mismo año el Grupo de Empresas Mendoza crea la Financiadora Inmobiliaria Nacional (Finca), para que sus trabajadores se hicieran de una vivienda. Este tema -el de la vivienda- será de suma importancia en la obra social de Eugenio Mendoza.

Mireya Vargas, socióloga y directora de Foco Sustentable, sostiene -como muchos otros empresarios y expertos en el área- que "sin duda Eugenio Mendoza es el gran baluarte" de la RSE en Venezuela. Junto a otro Mendoza -Lorenzo, de Empresas Polar- serían, según Vargas, pioneros en lo que fue responsabilidad social con los trabajadores.

Despunta 1948 y el sonido de las botas vuelve a repiquetear en el país. Llega otro militar al poder: Marcos Pérez Jiménez. La actividad empresarial, no obstante, sigue su curso y se fundan varias empresas de envergadura. William H. Phelps crea en 1949 la Fundación Phelps, para actividades de corte naturalista. La Fundación Rochefeller tiene una participación activa en los campos de alimentación y salud.

En 1950 Alfredo Boulton crea la Fundación Boulton, "para la investigación histórica y el resguardo del patrimonio histórico". Y en 1951, influenciados por la Fundación Rockefeller, Eugenio Mendoza y su esposa crean la Fundación Eugenio Mendoza, para la ayuda a la infancia, la agricultura y la cultura.

El ex presidente de Fedecámaras, Hugo Fonseca Viso, subraya la figuración "estelar" de Eugenio Mendoza: "él, por sus condiciones, visualizó la importancia de ocuparse de estas cosas, de ir más allá, de garantizarle, por ejemplo, a los empleados y a la gente que trabajaba con él vivienda y una serie de planes de mejoramiento. Innovó en este sentido en Venezuela, y dio un ejemplo, porque indudablemente las otras organizaciones empresariales empezaron a ver que la gente de Mendoza tenía más continuidad en el trabajo, se apegaban más a sus puestos, trabajaban mejor, con mejor ánimo, con más dedicación", se entusiasma Fonseca Viso.

La Tierra tiembla

En 1958 Marcos Pérez Jiménez huye del país a bordo de un avión, a la caída -a manos del pueblo- de su feroz dictadura. Se corta el cinto de la nueva era democrática y se instaura una política de sustitución de importaciones, pero la inversión extranjera -especialmente la norteamericana- es significativa.

La Constitución de 1961 sirve de marco a un Estado que "garantiza el bienestar de la población, desea consolidar el sistema político y es el distribuidor exclusivo de la renta petrolera". La década de los años 60 presencia a un empresariado con un comportamiento social altamente proactivo, con la actuación -bien en solitario o en conjunto- de una multiplicidad de grupos económicos que desarrollan sus acciones hacia los trabajadores o las comunidades, poniendo el acento en el tema educativo.

Así, en 1958, varios empresarios fundan Pro Venezuela, con el objetivo de incidir en políticas públicas. Ese mismo año cerca de sesenta empresas y cuarenta personas dan vida a la Fundación Vivienda Popular, una organización con patrimonio propio que tiene como espíritu "hacer frente al problema del déficit de vivienda". Su primer presidente es Eugenio Mendoza. De este ente se desprenden Viviendas Populares, S.A. (Viposa) y el Banco Hipotecario de la Vivienda Popular.

A la par de la caída de la dictadura, en 1958, Sánchez & Cía. -enraizada en el sector ferretero- crea la Fundación Sánchez. "Además, algunas de las fundaciones de vieja data, creadas por las compañías petroleras y por empresarios nacionales, con no poca audacia, promueven la Federación de Instituciones Privadas de Atención al Niño (Fipan)".

Un año más adelante nace la Fundación Shell, con departamentos de agricultura y educación. Ese mismo año se abre paso la Fundación Neumann, para trabajar en educación y cultura. En 1960, algunos obispos dan su bendición y apoyo a la iniciativa de un grupo de empresarios nacionales, para la creación del Instituto Venezolano de Acción Comunitaria (IVAC). También en 1960 Nelson Rockefeller "impulsa la creación del Consejo de Bienestar Rural".

Pero entre el 17 y el 21 de febrero de 1963, tiene lugar en la ciudad de Maracay un evento que se adelanta varias décadas a su tiempo: el I Seminario Internacional de Ejecutivos. Organizado por la Fundación Creole, con los auspicios de la Asociación Venezolana de Ejecutivos (AVE) y la Fundación Eugenio Mendoza, el citado seminario serviría para que se acuñaran algunas ideas de avanzada como, por ejemplo: "No puede haber bienestar económico sin bienestar social", "la colaboración de la empresa en la solución de los problemas sociales no es caridad sino inversión en la empresa", o, algunas lapidarias, que algunos considerarán como un mal presagio: "Si la empresa ignora a la sociedad, la sociedad terminará por ignorar a la empresa".

Eugenio Mendoza introduce la idea de crear el Dividendo Voluntario para la Comunidad, que verá la luz finalmente en 1964, concebido como "un fondo común alimentado con aportes procedentes de las utilidades de las distintas empresas". Esta experiencia repercute en el extranjero con la Phillipine Business for Social Progress (1971) y el Dividendo por Colombia (1998).

En idéntica fecha, la Cámara de la Industria Farmacéutica crea la Fundación José María Vargas, "para apoyar investigaciones científicas, publicaciones y otorgar becas". Un año más allá, la Fundación Vollmer nacerá como el catalizador del sistema de apoyo social de la familia Vollmer. Nacen también la Fundación Viasa y la Fundación Ricardo Zuluoaga. Surgen Educrédito y el IESA en 1965.

Como se ve, pasan múltiples cosas en el país. Y también en el subsuelo: Caracas se sacude bajo los efectos de un terremoto en 1967. Fedecámaras concibe un fondo para la emergencia que logra capitalizar sesenta y siete millones de bolívares, monto que será distribuido por el Dividendo Voluntario para la Comunidad.

Tres fases

Entre 1970 y 2000 se registran tres etapas: el Estado como el mayor inversor en materia social (década de los 70); El boom de las fundaciones corporativas (década de los 80), y la transformación de la inversión social, a partir de la liberalización económica (década de los años 90).

La década de los 70 es escenario de varios acontecimientos de alta resonancia, como la I Reunión de Fundaciones y Empresarios de América (1974), una eclosión del tema ambiental, que desemboca -en estas tierras- en la creación de la Fundación para la Defensa de la Naturaleza (Fudena), en 1975, y, con la nacionalización de la industria petrolera en 1976, el retiro de las compañías extranjeras y -por ende- sus planes de responsabilidad social.

Pdvsa emerge, entonces, como industria nacional e implementa una política de relaciones públicas y donaciones filantrópicas. El grupo Sivensa crea, en 1976, Fundametal, y en esa misma fecha nace el conocido Grupo Santa Lucía, fundado por empresarios que desean "pensar al país", digamos.

Otro hito que vendrá a convertirse en la mayor referencia privada en la materia se abre camino: la Fundación Polar es creada en 1977. Ese mismo año surgen las fundaciones General Electric, Johann Schafer y Merck, a la par de algunas fundaciones familiares como la Rafael Urdaneta. Finaliza la década con el nacimiento de Acude, en 1980, como un programa nacional de alfabetización ideado por Monseñor José Joaquín Salcedo y financiado por el Banco Consolidado.

La década de los 80 comienza con el Viernes Negro y con la crisis económica crónica que desencadenó. Pero al mal tiempo buena cara, y, paradójicamente, de la crisis estalla un boom de fundaciones corporativas que competirán con instrumentos de patrocinio cultural.

La primera de ellas es la Fundación Banco Consolidado, que viene a estructurar la actividad filantrópica desplegada por José álvarez Stelling y, a la vez, incrementa los patrocinios culturales de American Express. De este mismo grupo económico se desprendería, en 1989, la Fundación Carlos Stelling, "para otorgar becas y equipos de salud". El grupo Latinoamericana de Seguros crea la Fundación Latinoamericana de Seguros, al tiempo que engendra, en 1988, la Fundación Progreso. En 1980 se crea también el grupo Roraima: los miembros del grupo Santa Lucía desean pasar del pensamiento a la acción, y se reúnen en el edificio Roraima, de la distribuidora Benedetti. Ese mismo año Sidor inicia un programa de medicina ocupacional para sus trabajadores, e inaugura una sala de arte en Puerto Ordaz. "El Grupo Corimon desarrolla la estrategia del voluntariado hacia la comunidad 'gente de trabajo que trabaja por la gente".

En 1981 se produce un segundo capítulo de la Reunión Internacional de Fundaciones y Empresarios. Los temas fueron educación, desarrollo rural, salud, administración financiera y planificación estratégica. Desde esa misma fecha, Pdvsa despliega a través de sus filiales una política de desarrollo urbano para echar por la borda el concepto de campamento petrolero, sin "desmejorar la calidad de vida del trabajador y de la comunidad vecina".

La Fundación Bigott abre sus puertas en 1982, tomando como nicho natural la cultura popular. A la par, el Dividendo Voluntario para la Comunidad echa a andar su programa de escuelas rurales. Irrumpen en la escena la Fundación Carlos Julio D'Empaire, la Fundación Banco Provincial, así como la Fundación Inlaca, ésta última "para realizar investigaciones sobre el sector agropecuario y editar publicaciones". La aparición de una decena adicional de fundaciones e iniciativas -siempre en el ámbito cultural y ambiental- cierra la década.

"El proceso de liberalización y apertura petrolera trajo nuevos grupos corporativos transnacionales y el retorno al país de las grandes empresas petroleras extranjeras, ambas con aplicación local de sus esquemas de responsabilidad social", dice Méndez.

A principios de los noventa una nueva crisis, ahora en el sector bancario, redimensiona el mapa financiero local, arrastra a grupos económicos poderosos y, en consecuencia, a sus acciones sociales. Pero pronto el vacío será llenado por los grupos emergentes. El siglo cierra con la aprobación de una nueva Carta Magna, "que establece nuevos mecanismos de participación y corresponsabilidad, pero que los grupos económicos, primordialmente los extranjeros, no están dispuestos a utilizar".

"Creo que en los últimos 10 años ha venido una concientización, de hacerlo de manera mucho más profesional, con más sentido -en el fondo- de lo que se quiere. Creo que la ISO 26000 va a constituirse en hito histórico definitivo. Pero yo insisto en que esas normas deberían tener una parte importante para formar 'individuos socialmente responsables' dentro de la sociedad en la que uno actúa", remata Rafael Alfonzo Hernández.

Fuente: Producto
http://www.producto.com.ve/rse/afondo/de-los-visionarios.php

EL SENTIDO DEL YO RESPONSABLE

Por: MARÍA ANDRADE RODRÍGUEZ

El sentido del YO RESPONSABLE es en este momento de nuestra historia de incuestionable valor. A través de él, asumo mi condición de ser autónomo y también interdependiente, en vista que ambas libertades son hermanas a la hora de interactuar con las personas y el medio ambiente. Ellas me mueven a ser corresponsable, copartícipe y comprometida con y en cada una de las situaciones en las que cada día vivo como persona y como gerente público. Es importante notar que el Estado lo conformamos todos: MUJERES Y HOMBRES, indistintamentente en el lugar donde hagamos nuestro destino.
Somos responsables de la situación por la que el Estado atraviesa, independiente del nivel de gobierno de que se trate. La nacionalidad, la regionalidad y la municipalidad se conjugan en una sola Venezuela. “SOMOS HACEDORES CONSCIENTES DEL DESARROLLO, SI ASUMIMOS CON RESPONSABILIDAD NUESTRA PARTICIPACIÓN EN LOS ACONTECIMIENTOS, QUE NOS PERMITAN LIBERARNOS DE LAS CADENAS DE LA EXTERNALIDAD”.
Los culpables son fantasmas productos de la mente de seres que necesitan tener, fuera de sí, las causas de desaciertos y aciertos. La relación entre Autoimagen y Autoestima es clara, en cuanto al tipo de conducta que asumamos. Si asumo conductas de responsabilidad y coparticipación esto refleja autoestima alta, de lo contrario el dedo señalador en lugar de devolverse a nosotros se dirige al que está afuera.
Cuando me ha tocado hablar sobre el significado del sentido del YO, los enemigos de la internalidad me acusan de ególatra. ¡ojo!. Un sentido tiene ser ególatra, y otro tener el coraje de asumir aciertos y desaciertos. EL NOSOTROS O NOSOICO, es decir, el sentido de grupo, equipo, colectivo o sociedad, aún con connotaciones distintas, cada una de estas palabras tienen un significado más o menos similar, puesto que hablan o se refieren a un conjunto de seres humanos mas o menos organizados, depende, de lo que los una. Y aún cuando pudieran estar distantes en sus objetivos, las responsabilidades se comparten y obviarlas, a veces es signo de inmadurez, y de “UN YO IRRESPONSABLE”. También, es verdad que este nosoico nos demanda corresponsabilidad, una actitud de asumir con valentía los resultados de las acciones o decisiones que como conjunto hacemos que ocurran.
Dios nos dió el maravilloso don del libre albedrío. Ya esto me hace y nos hace responsable de algún hecho, evento o decisión en la cual activamente o por omisión ocurra en nuestra vida personal, laboral, en el lugar donde vivo e igual en el país donde he decidido construir mi destino. “SUCEDIÓ POR AZAR O FUE, EL DESTINO, SON PALABRAS QUE USAN AQUELLOS A LOS QUE LE RESULTA
MÁS FÁCIL BUSCAR CULPABLES FUERA DE SÍ”. El asumir la responsabilidad por lo que soy y somos, estoy o estamos siendo y hacemos nos hace dueñas(os) y compañeras(os) del desenlace exitoso o del no deseado. Asumámonos como un microscopio de doble visión, en el cual puedo mirar hacia mi yo intimo, creativo, comprometido y responsable de la persona que soy, y también mirarnos al nosotros cuando formamos parte de un colectivo de seres que queremos, al menos yo lo quiero salir adelante, para que NUESTRA VIDA PERSONAL Y DEL ESTADO LLAMADO ZULIA Y EL PAÍS VENEZUELA SEA PROSPERA, FRUCTIFIQUE LA PAZ, Y RENAZCA LA FE EN NOSOTROS. Una amiga me enseñó y así lo he asumido como una norma de vida y conducta: “METAS CLARAS PRODUCEN RESULTADOS”. Para que las logre necesito centrarme en mi como un yo responsable y a momento como un nosoico también responsable, el cual me mueve, da sentido a la vida, en fin a nuestra trascendencia o intrascendencia. “APRENDAMOS A DARNOS EL REGALO DE UN YO RESPONSABLE Y SALDREMOS DE LA CEGUERA DE UN CAMINO SIN FIN”.

MODELO DE FORTALECIMIENTO INSTITUCIONAL PARA LA COMUNICACIÓN ESTRATÉGICA EN EMPRESAS SOCIALMENTE RESPONSABLES


Por: Ítalo Pizzolante Negrón
Más allá de preocuparnos por adaptarnos a las exigencias del entorno competitivo actual, debemos ocuparnos de modelar, en forma responsable, ese entorno donde deseamos actuar y de hacerlo con visión de trascendencia, sin sacrificar el largo plazo por decisiones que respondan a la coyuntura, o lo inmediato. Esta visión sustentable, fue el punto de partida del trabajo doctoral que presenté el año 2008 en España y que generosamente fue calificado para ser publicado en ese competido mercado, bajo el titulo “De la Responsabilidad Social Empresarial a la Empresa Socialmente Responsable: comunicación
estratégica para el Fortalecimiento Institucional”. En las siguientes páginas comparto una síntesis de este trabajo de investigación cuyo libro ya está siendo distribuido en el país.
Todavía hoy se discuten las definiciones que permitan comprender el verdadero sentido gerencial de la Responsabilidad Social Empresarial, concepto que es todavía más amplio que la sola filantropía, la inversión social, el marketing social o, en general, los importantes programas y proyectos que a menudo son liderados por fundaciones u organizaciones de la sociedad civil. La definición que propongo establece la Responsabilidad Social Empresarial como un estado de consciencia del impacto, positivo o negativo en la sociedad, a partir de las decisiones que toman o dejan de tomar los líderes de empresa.
Partiendo de esta definición, sostengo que el ciudadano-consumidor de hoy, no pone su mayor atención en conocer qué es lo que hace la empresa, sino cómo lo hace: es decir, que insumos utiliza la empresa para su fabricación, las relaciones con su recurso humano, el ambiente, las formas como mercadea el producto, su transparencia frente a sus stakeholders y hasta el estilo de liderazgo de aquellos que conducen la organización.
Hoy el ciudadano vigila los procesos de gestión y a través de las redes sociales se ocupa de divulgar sus percepciones de lo que hace la organización, pero también de aquello que deja de hacer, en función de sus propias expectativas de la empresa y sus líderes.
La evolución necesaria, un nuevo punto de partida para el análisis Siempre he planteado que más allá de los programas o proyectos de RSE de la empresa,
la sustentabilidad de una Empresa Socialmente Responsable depende hoy más que nunca de la consistencia y coherencia de sus procesos de gestión y de la forma como administramos la comunicación como una herramienta que agrega certidumbre a los construcción de la confianza en la empresas y sus líderes. Hablo de procesos gerenciales del día a día de la empresa y tangibles a partir de las decisiones que toma el gerente, que lejos de compensar socialmente el impacto de sus operaciones, estén dirigidos a evitar o minimizarlos, revisando la decisión que se está tomando, con clara conciencia social. Este comportamiento consciente y firme de la re-significación de lo social en el ciudadano,
-como afirma frecuentemente mi amigo Oscar Schemel-, nos permitirá fortalecernos institucionalmente, agregando mayor certidumbre a nuestros planes de negocios y facilitando el logro de los objetivos allí planteados.
Esta lógica para el análisis de los procesos de gestión y las condiciones del liderazgo que debe acompañar a la empresa responsable en tiempos complejos y confusos como los que estamos viviendo, me permitió diseñar una metodología de trabajo, -desde la perspectiva de la comunicación-, que se resume en un Modelo de Actuación para Empresas Socialmente Responsables, como propuesta final de mi tesis doctoral, parcialmente compartida en esta síntesis. A este fin, un punto de partida fundamental es comprender la Comunicación Estratégica como una herramienta gerencial que garantiza el logro de un objetivo, pero que no es -ni debe ser-, un objetivo en sí misma. Comunicar no es el fin, es el medio para lograr llegar a donde queremos. No es cuestión de “medios de comunicación”, es asumir el reto de combinar una estrategia apropiada, los mensajes correctos, la habilidad necesaria, el modelo de organización que facilite el proceso y todos ellos bajo el liderazgo gerencial que debe tomar la decisión oportuna y acertada.  Esta visión, en detalle,  esta publicada en mis libros: “La Reingeniería del Pensamiento” y  “El poder de la Comunicación Estratégica, reflexiones de un evangelizador corporativo”, donde afirmo que la Comunicación no resuelve problemas de organización, sino con buena gerencia.
El “Modelo de Actuación Responsable”: una forma de ser y hacer una empresa sostenible
Necesitamos asegurarnos de que todo lo que hagamos para cumplir con la visión y misión empresarial sea replicable y que, para ello, tenga permeabilidad a todos nuestros empleados y forme parte estructural de nuestra cultura de trabajo. Estoy hablando de un “modelo” alineado con procesos internos y externos que hagan sustentable a la empresa, y que permitan facilitar el pensamiento estratégico de su liderazgo, la visualización de un estilo propio de trabajo que la diferencie de otras organizaciones y que, además, se convierta en una guía que haga posible replicar procesos de actuación, institucionalidad y generación de confianza.
Un “modelo de actuación responsable”, debe ser el eje de una visión compartida ya que construye confianza en la empresa y su dirigencia, la fortalece institucionalmente, despersonaliza las formas de trabajar del equipo humano y, en consecuencia, genera mayor coherencia y consistencia en el trabajo, proyectando mayor credibilidad al mundo interior y exterior de la empresa.  Por otra parte, contribuye a sistematizar la gestión de la comunicación de la empresa, generando un esfuerzo focalizado en sus objetivos, pero armonizados con los intereses de sus stakeholders.
El Modelo de Actuación Responsable que propongo, es una herramienta gerencial para la construcción de la reputación corporativa, que permite el fortalecimiento institucional de las empresas socialmente responsables; construyendo confianza frente a cada una de sus audiencias internas y externas y armonizando sus intereses con las expectativas de cada una de ellas.
El modelo parte del manejo integrado de tres ámbitos de actuación, estrechamente relacionados entre sí: Estrategia, Mensajes y Habilidades. Estos se complementan con la incorporación de un cuarto ámbito de actuación que los integra: Governance o modelo de organización. Cada ámbito puede actuar independientemente, pero todos en un contexto donde el entorno (todo aquello que rodea a la empresa) y el dintorno (aquello que está contenido en la empresa, tal como la cultura o forma de ser hacer las cosas), condicionan la actividad de la empresa y el logro de sus objetivos.
Cada uno de los ámbitos para la actuación que caracterizan a la Empresa Socialmente Responsable, son ventanas de oportunidad para fortalecerla institucionalmente, “entrando en forma independiente por cualquiera de los ámbitos, o en todos, dependiendo de lo que el liderazgo empresarial busca y prioriza”, tal como afirma Thony Da Silva, Socio de PIZZOLANTE Comunicación Estratégica y representante de la Red DIRCOM para Venezuela.
La primera esfera: ESTRATEGIA
La “Visión Estratégica” para una actuación responsable: tarea pendiente
Entendiendo que una estrategia de Responsabilidad Social sostenible en el tiempo es aquella que es capaz de armonizar los intereses de la empresa, con las expectativas del país donde opera la organización, puedo concluir que esta dimensión del MODELO se inicia a partir del conocimiento profundo y detallado de los planes de negocio de la empresa, los cuales deberán ser luego traducidos en términos de comunicación estratégica, con miras a alcanzar su Fortalecimiento Institucional. Me refiero a un ejercicio inicial, el cual nos permitirá la identificación temprana de todos aquellos asuntos clave que afectan, de forma positiva o negativa, la normal operación de la institución y la credibilidad de
su dirigencia. Hablo de hechos notorios o no, públicos o privados, que pueden suceder en el ámbito económico, social y ambiental de la empresa, incluyendo sus implicaciones políticas, en los espacios de relación donde ésta se desenvuelve.
En resumen, esta dimensión de trabajo en la esfera de la Estrategia se refiere a la visualización sincronizada de acciones que permiten alcanzar las metas y objetivos que la empresa se propone en su plan de negocios. Ello es el resultado del análisis interdisciplinario y multivisión que hace posible identificar aquellos asuntos estratégicos que construyen una agenda que condiciona -positiva o negativamente- el desempeño de la empresa; para, una vez vinculados a las características culturales propias (del interno y a las condiciones presentes en su ambiente de negocios (entorno), desarrollar los planes de comunicación que aseguren el cumplimiento del Plan de Negocios en el largo plazo.
El desarrollo de la estrategia para el Fortalecimiento Institucional de la empresa, debe contemplar sesiones de trabajo destinadas a traducir los objetivos de negocio en acciones de comunicación estratégica, que hagan factible el logro de las metas que la empresa se ha definido; de esa manera, podremos ofrecer una visión integral, a la hora de diseñar planes de comunicación interna o externa que aseguren consistencia y coherencia comunicacional. Hablo de visiones para las actuaciones que contengan, entre otros elementos fundamentales, el desarrollo de sistemas de alerta temprana y de equipos profesionales de Rápida Respuesta -apoyados por manuales de Contingencia-, además de Guías de Actuación, ante las diferentes situaciones a la que puede estar expuesta la empresa.
A este fin, es fundamental conocer las diferentes audiencias con las que la empresa debe comunicarse. Un análisis estratégico nos lleva a comprender de una sola mirada la realidad de la empresa, y los factores que influyen en el negocio. Diferentes procesos de análisis y metodologías para graficar la información, nos permitirán construir mapas (herramientas que forman parte del “modelo de actuación”, en la esfera de Estrategia). Me refiero a los “Mapas de Fortalecimiento Institucional”, MFI, una interesante metodología desarrollada al interior de PIZZOLANTE Comunicación Estratégica, que ha sido adelantada por nuestro Líder de Cuentas Agustín Beroes
Los “mapas”, como herramienta de gestión, son una representación gráfica e interconectada de instancias, organizaciones, grupos e individuos cuyos contactos, relaciones e influencias, son determinantes en la toma de decisiones por parte de gobiernos, poderes del Estado u otros grupos de presión, que impactan el Plan de Negocios de una determinada organización empresarial.
La segunda esfera: MENSAJES
El mensaje: la fuerza de la institucionalidad
Una visión sustentable, es lo que garantiza confianza y reputación en el largo plazo. Para ello, es fundamental el Fortalecimiento Institucional de la empresa, condición sólo factible en la medida en que se cuente, con meridiana claridad, con mensajes claros y concretos; verbalización que se hace tangible en la forma de ser y hacer de la empresa.
Esa identidad o personalidad corporativa sustentable es dinámica y requiere, para que la empresa logre sus objetivos, de una actitud humilde y de honesta atención para “escuchar” los diversos intereses que rodean a la empresa, pero también los de aquellos que surgen de la red de relaciones que se teje internamente. Intereses éstos que deben ser respondidos por la empresa, lo cual exige contar con mensajes compartidos por los diferentes niveles que integran a la organización.
Toda la investigación cualitativa y cuantitativa desarrollada para esta reflexión, evidencia la debilidad empresarial al no disponer de mensajes estructurados en forma eficaz, que permitan transmitir sus procesos como empresas socialmente responsables. No me refiero a los mensajes de sus programas o proyectos sociales, sino a la forma como gestiona la empresa y que deben ser consistentes del impacto social positivo o negativo de las decisiones que toma o que deja de tomar el gerente.
Lo que he aprendido en mi vida de consultor gerencial en procesos de comunicación estratégica, me indica que frecuentemente las empresas que dicen disponer de mensajes, reflejan una nítida inconsistencia cuando se les pide verbalizar los legítimos intereses de la empresa que define su Plan de Negocios o cuando se consulta sobre la disponibilidad de medios para transmitirlos; resultado que permite profundizar sobre la inmensa área de oportunidad que esta dimensión del Modelo representa para diseñar líneas de actuación responsable.
El desarrollo de una visión gerencial alineada, que haga viable alcanzar los objetivos que se propone la empresa, requiere que el líder socialmente responsable, es decir consciente del impacto de su actuación, logre armonizar los diferentes intereses que conviven dentro de la empresa, y también los de aquellos públicos externos con los cuales se vincula, en el complejo mercado de la opinión pública y sus percepciones. Intereses que deben transformarse en mensajes sencillos y concretos, que permitan traducir y hacer comprender nítidamente el estilo de la empresa, sus intenciones, la fuerza de su visión y la coherencia con los valores que predica; mensajes éstos que permitirán alimentar una red de relaciones fundamentada en confianza. Me refiero a construir Capital Social.
Es básico asegurarse de que la empresa cuente, en forma verbal (y hasta no-verbal), con los mensajes que nos proponemos dejar “posicionados” en la mente de nuestras audiencias, y a partir de los cuales queremos ser recordados y respetados. Informaciones que generen certidumbre sobre la empresa, sus productos, servicios y procesos gerenciales en general, son vitales. Comunicarnos con aquel que nos rodea, y hacerlo de forma que cada “historia corporativa” sea consistente y apuntale la confianza en la empresa; que no se trate, por el contrario, de una irrefutable prueba de la desalineación gerencial de sus líderes.
A partir de aquellos aspectos que son usualmente evaluados por los diferentes stakeholders de la empresa -y que impactan positiva o negativamente la reputación empresarial-, es fundamental desarrollar una agenda temática alineada, entre aquellos que lideran la empresa; pero, sobre todo, debemos contar con información sobre los temas de la empresa, suficientemente nivelada a través de las diversas áreas que la componen. “Lo que no se comunica no existe”, suele repetir mi socio Thony Da Silva. Esta afirmación nos convoca a conceptualizar y desarrollar el mensaje corporativo que permita la comunicación estratégica de la empresa con sus diferentes “stakeholders”.
La tercera esfera: HABILIDADES
La construcción de habilidades: más allá del mensaje verbalTodo comunica, todo el tiempo, condicionando la legitimidad y credibilidad de la empresa; por ello, es fundamental desarrollar nuevos estados de conciencia, que faciliten el desarrollo de nuevas destrezas personales y organizacionales, las cuales pueden ser desarrolladas a través de diferentes metodologías y simulaciones prácticas especializadas en materia de comunicación personal y gerencial. La ausencia de visión estructurada y global evidenciada en la investigación cuantitativa contenida en mi trabajo doctoral, nos lleva a profundizar diferentes aspectos comunicacionales que sostienen la construcción de la necesaria habilidad personal
.Serán desarrollados en la Esfera del Modelo de Actuación: Habilidades.
propuesta por esta dimensión del modelo; me refiero a la necesidad de conectar nuestros mensajes verbales, con los mensajes no verbales propios de nuestra actuación.
La condición de confianza en un mensaje, no responde sólo a la comunicación verbal. Más de 90% de las percepciones que construye la empresa, se fundamentan en las formas (o comunicación no-verbal) a través de las cuales comunicamos nuestros mensajes.
Entonces, es fundamental transmitir con efectividad los mensajes verbales (todo aquello expresado en diferentes escritos) definidos por la empresa, en equilibrio estratégico con nuevas capacidades no-verbales (todo aquello expresado por el lenguaje corporal, el uso de la voz, etc.).
Es vital la capacitación de voceros formales e informales para fortalecer al Capital Humano de la institución, además de brindar oportuno coaching a la alta dirección. Pero el concepto de “vocero” ha estado generalmente rodeado de mitos. Se cree que “vocero” es aquella persona a la que se le encarga formalmente transmitir las posiciones de la empresa; sin embargo, ellos son con frecuencia quienes en menor grado influyen en las percepciones colectivas de la empresa. Hay otro “vocero” -el informal- que de no estar alineado con los objetivos de la empresa y comprometido para su logro, se convierte en la voz de la organización que influye de forma determinante en la reputación y la confianza de la empresa. Por esta razón, debemos asumir que “voceros” somos todos, a fin de desarrollar herramientas gerenciales destinadas a mantener una nivelación adecuada, no solamente de los mensajes a comunicar, sino de las habilidades para lograrlo de manera efectiva.
La cuarta esfera: GOVERNANCE
Es la necesidad de formalizar la visión Socialmente Responsable de la Empresa dentro del modelo de gestión de la empresa El concepto de “governance”, expresión más frecuente en el mundo empresarial, tiene que ver con el “modelo de gobierno” que la empresa ha diseñado para ser gerenciada. No sólo se trata de la estructura expresada en un organigrama, ya que ello está vinculado también al conjunto de normas que regula el funcionamiento de una empresa. El “gobierno de empresa” se refiere además a la forma particular como la gestionamos; y ello, sin duda, diferencia a las empresas responsables, de las irresponsables, frente a la comunidad de empleados y, en general, ante la sociedad donde opera. Governance o Governanza, tiene que ver con la manera de organizarse, de estructurarse interna y externamente, de tomar en cuenta a los públicos interesados en la empresa (stakeholders).
Es fundamental hacer notar que los “procesos” de gestión requieren una forma estratégica de ser “gobernados”, con la misma profesionalidad y formalidad de otros procesos. No me refiero a la existencia o no de planes o programas de RSE;  el “proceso de gestión” es fundamental dentro de la empresa, a los fines de garantizar certidumbre en los equipos, foco en el logro de los objetivos y sustentabilidad; es decir, largo plazo.
Así como el área de Recursos Humanos es la encargada de garantizar el capital humano que permita lograr los objetivos que la empresa se ha propuesto y el área de Planificación es la llamada a construir los escenarios de actuación y los caminos que debe recorrer para alcanzarlos, mientras que el área de Finanzas ofrece los recursos económicos que hagan factible lo anteriormente descrito, de la misma manera, formal y estructurada, las actividades específicas relativas a la Responsabilidad Social, deben ser parte integral de los procesos de gestión de la empresa; es más, todo proceso gerencial debe ser concebido a la luz de esa consciencia responsable de cada ejecutivo que trabaje y quiera ser y honrar con sus actuaciones a una empresa socialmente responsable. Sin embargo, me gustaría repetir lo que he sostenido antes: no existe un “departamento” de Responsabilidad Social que monopolice la actuación responsable de una organización, porque la Responsabilidad Social es transversal a todo “proceso de gestión” de la empresa; en consecuencia, es inherente a todas aquellas áreas que conforman la organización. Hablamos de Responsabilidad Social Corporativa, cuando nos referimos a la suma de las partes que integran a la empresa; y eso involucra a todas las unidades. Es tan “responsable” de la Responsabilidad Social -valga la redundancia-, quien planifica y desarrolla productos que agreden al ambiente; como lo es el analista de recursos humanos que no provee el personal con la formación adecuada para cumplir con el plan de negocios; lo mismo que el gerente de tesorería que especula con el dinero y deja de pagarle al proveedor. Es tan irresponsable cualquiera de los anteriores, como lo es el jefe de una planta que no se vincula con la comunidad o irrespeta al ambiente. Esta reflexión no exime de la necesidad de un área de la empresa que focaliza en los temas “sociales”, sea cual fuere su nombre, que se encargue de vigilar, articular y armonizar toda la actuación gerencial, en forma alineada con su compromiso de sustentabilidad frente a los accionistas de la empresa, su capital humano y la sociedad en general.
Esta necesidad que interpreto es lo que hace indispensable que el MODELO de actuación responsable integre las dimensiones de ESTRATEGIA, MENSAJE y HABILIDAD, en una dimensión que focalice la visión. Esa dimensión es, sin duda, la de GOVERNANCE o la estructuración oportuna y suficiente de una instancia de la organización que garantice la llamada “licencia social para operar” de la empresa.
A manera de conclusión:
Más allá de adaptarnos a la realidad es aceptar el desafío de modelarla El desempeño empresarial, hoy más que nunca, trasciende a lo puramente económico y nos ubica en nuevas dimensiones sociales y ambientales, para aquellos que aún no han comprendido el dramático cambio cultural y político que vive la sociedad, a escala mundial. Más importante que producir un cambio de cultura en las empresas, es crear una cultura para el cambio.
Frente a ello, el pensamiento emprendedor busca modelos transformadores que hagan sustentable el negocio, más allá de la coyuntura donde, nuevamente, el tema “político” forma parte de los interrogantes que surgen. Sólo la energía creativa del líder es capaz de encontrar novedosas aproximaciones que garanticen la sustentabilidad de sus negocios; reflexiones que lo ubican en el “modelo social” de la relación empresa-sociedad. La dinámica política es una consecuencia más de lo social y, si queremos agregar certidumbre a nuestros emprendimientos, debemos desarrollar nuevos modelos empresariales que armonicen nuestros legítimos intereses, con las expectativas de la comunidad donde actuamos.
Recordemos que hablar de una Empresa Socialmente Responsable trasciende a “proyectos” o “programas” y ubica la reflexión en “procesos” gerenciales. Procesos de ser y hacer para que la organización permanezca en el tiempo, lo que implica referirse a las prácticas que desarrolla y ejecuta dentro de su estrategia de negocios, siempre tomando en cuenta las distintas audiencias, o “stakeholders”. Debemos asumir convencidos y sobre todo comprometidos, con la coherencia de nuestras actuaciones y la consistencia de nuestros planteamientos, el DESAFÍO DE MODELAR y para ello, la Comunicación Responsable y Estratégica es la herramienta que permite el Fortalecimiento Institucional necesario de la empresa y las relaciones de confianza que construyen aquellos que la dirigen en beneficio del largo plazo.
La sustentabilidad empresarial es el puente que permite pasar de la visión tradicional de nuestra acción en sociedad y la llamada RSE, a la consciencia en el liderazgo de construir Empresas Socialmente Responsables y ello depende, cada vez más, de aquellas empresas que comunican nítidamente, a través de sus actuaciones, su capacidad para influir positivamente en el entorno donde operan. El desafío, y lo digo con humildad, pero con profunda firmeza, no es entonces, “adaptarse” al entorno, es atreverse a influir, a modelarlo con nuestra forma de ser y hacer empresa (me refiero a los procesos de gestión y a las decisiones que tomamos); modelaje que influirá sobre líderes empresariales, que pronto estarán más atentos a los objetivos de negocios, pero más sensibles a las formas de actuación para desarrollarlos. Líderes que se anticipen - siendo flexibles y rápidos para atreverse a cambiar el rumbo sin complejos - y que sean innovadores, dispuestos a diseñar nuevos modelos de negocios más inclusivos, socialmente responsables, y conscientes de la realidad de nuestro